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sábado, 6 de mayo de 2017

Punto de inflexión

Me gusta el punto de inflexión en que algo decanta en otra cosa. A verdad decir, me atrae el cándido juego logrado. Resulta que el multiformemente inagotable Imposible justo viene a querer truncarle la paciencia y entrarle por los costados a la señora Certeza Confór, tan definitivamente redonda y cerrada sobre sí misma. Si el Ouroboros se come la cola, la Certeza se traga la lengua. Entonces, el ridículo del Imposible pulula la escena, de lo más jovial la señora Confór se echa a rodar a carcajadas, y a modo de encantamiento y de un enredo hecho de posiciones sexuales vienen a parir lo inesperado, que me toma por asalto.



[Nunca antes me pasó, no saber en qué etiqueta hacer encajar a un texto]

viernes, 21 de agosto de 2015

Un grito, el grito


Un grito que se aturde que no cierra el ojal los hoyuelos que no cose que le prende más botones indignado

jueves, 26 de septiembre de 2013

Volver

     En algún momento, cerca, una decide volver a ponerse la mirada. Alcanza a vislumbrar esa línea hincada, la cual sin darse cuenta cuándo, una empezó a bordear. Pero una la advierte a aquella de la que se valió como si fuera necesario, esa del límite que acabó por reducirla y sacarla a una de quicio, no... pero yo solita me rehusé del alma y yo solita me quebranté... y lo lamento tanto... haber esparcido mi borra por todos lados. Ya había visto cuán espeluznante era y lo he vuelto a comprobar, que ya no quiero contaminar más el hogar. Ya no quiero exudar más broncas, ya no me atrevo a trocar más broncas. Quiero, tengo que hacerme responsable. Ya no quiero más culpables... ¡heces! Hay millones de seres que nos necesitan, que necesito. Hace poco leí que un budista se preguntaba a sí mismo mientras meditaba, "¿todavía estás aquí?" para no perder la atención. Quiero, tengo, desde mi centro más hondo, que volver a encontrarme.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Inconvenientes lectores

     Encontrarme a apenas cuatro hojas del final de Plan de Evasión, y descubrir que alguien decidió llevarse del ejemplar prestado de la biblioteca, como recuerdo de su lectura (todavía no quiero creer que alguien pueda satisfacerse en urdir un plan para demorarle el desentrañamiento del misterio de la isla a un próximo lector, o que un atentado contra la biblioteca tenga por qué recaer en un civil), una de sus últimas hojas... ¡una de sus esclarecedoras últimas hojas! Arribar enseguida a la irremediable, al igual que tozuda reacción de enfadarse con alguien, y no saber con quién. Evalúo la primera de las conjeturas esbozadas entre paréntesis (y entre ánimos adversos)... y ahora la creo razonablemente probable.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Demasiada creación para este mundo

Ocupa cualquier trono uno que pretende ser rey sin corona. Con su mirada tan altanera como intrusiva a su capricho invade fronteras, pues él no tiene límites. Conquista territorios hasta el hartazgo con su carcajada sorna, aquél que ni siquiera puede dominar los suyos.
Las palabras gorgotean en su boca, las estrangula, fusila y recién luego, dispara mientras se remanga. Detrás de su armadura oculta su desnudez. No te atreverás a refutar su grito, o te reprenderá un rayo cruel. 
Como buen noble, gusta de exhibir de sus adquisiciones, más aun si son femeninas y están dispuestas a renunciar a sus cospeles y a su entereza, tal vez tras un tiempo maduren en su boca. Después de todo, roídas o despojadas, quedarán súbditos para completar su mesa y encogerse a sostener su drama, porque cuando él daña y aturde al clamor, el temor inspira el vaho celestial concebido por aplausos en un ritual que nunca llegará a abastecerlo, ya que él siempre será demasiada creación para este mundo.
Como sea, no puede mirar a lo alto, si apenas conoce sus propios pies.
¿Cómo puedes saber quién eres si no te has adentrado en páramos lejanos y desiertos? ¿Cómo puedes saber quién eres si jamás has tratado con la soledad? Entonces, eres miedo que infunde temor.
Él no hace más que escupir hacia arriba, pues no puede tragar ni un sorbo de su propia saliva... sería insoportable, funesto, podría atragantarse poniendo fin a la realidad que él mismo se fabricó.

Si no le dedico más caracteres es porque ni eso se merece.
Escrito luego de una tensa, abrumadora reunión. Escribo esto para recordarme que mi participación en esa clase de (des)encuentros nunca más deberá llevarse a cabo.

martes, 12 de julio de 2011

De galera y bastón

    
    Situación: Tardecita de viernes, café con leche y medialunas (¡conseguimos!) tras algunos embrollos estomacales, fútbol para todos, público infiltrado, sillón de Claris de platea.
    El marcador mostraba a Uruguay (o la selección cuyo color principal luce constantemente el entrenador argentino Batista en su corbata) como el parcial ganador por la mínima diferencia, hasta que el equipo chileno logró el empate, en el marco de la tan fallida, presuntuosa, sosa, devaluada (¿el que deposite gambetas recibirá goles?) Copa América.
    Así el devenir futbolístico, tras el grito desaforado de mi compañero de platea, remató mi pregunta:
- ¿Ahora hinchás para Chile?
- No, es que si empatan, ambos van a jugar con la presión de querer ganar, y entonces el partido se pone más emotivo.
Silencio atroz.

... Abucheo masivo para Claris.   

viernes, 24 de junio de 2011

La verdad de la medialuna

    La semana pasada, en el programa radial La venganza será terrible, a cargo de Alejandro Dolina, surgió un tema de discusión: la inexplicable como recurrente desaparición de las medialunas de los bares a partir de aproximadamente, las 5 de la tarde. Tomando como pie, también las contadas (con una mano) ocasiones en que me doy el gustito de ir a tomar la merienda por ahí, y la rapidez estadística que las supera abismal e irrefutablemente  (con más de dos manos) frustrando los intentos  de sentarme a tomar un café, acompañado por unas modestas croissants, careciendo aun más, de la astucia del Loco futbolista uruguayo Abreu tras picármelas de bar en bar ante la imposible concreción de mi -hoy por hoy- imposible osadía.
Juro que elegí la imagen menos tentadora
Conocido y ya arraigado a la cultura gastronómica de cada mañana es el deleite argentino, y en particular, el rosarino por las medialunas, que llega a nuestras fauces precedido por el suave aroma de manteca cuando pese a haber desayunado nuestras deliciosas tostadas caseramente rebanadas, nos obliga a detenernos por unos instantes en nuestro inevitable encuentro del 126 ó 127 que menos demore para tener el placer de degustarlas, aunque sea en el aire.
    En cambio, sucede que cuando me dispongo monetariamente para dejar que otr@ mezcle el café con la leche por mí, me encuentro con que a mi pedido de dos pequeñas, insignificantes, qué va decir... sobrias medialunas saladas, se encuentra sucedido por una estupefacta expresión, que a la vez parece decir "no me mires a mí, yo no fui" y (casi) siempre le sobreviene la inevitable frase "... pero si querés te puedo ofrecer alguna otra cosa". Y aquí la palabra cosa adquiere las más  múltiples atribuciones que Kant aplicando sus postulados sobre la cosa en sí, alguna vez pudiera haber imaginado, desde los brownies irreconocibles, hasta tortas que constituyen un verdadero embrollo estomacal. 
"Lo que mata (al brownie) es la humedad...". Últimamente estoy considerando como bastante apropiada la idea de hacerle de este tango uruguayo una dedicación especial al brownie. En este sentido, puede llegar a aterrizar sobre nuestro plato una masa de color oscuro carbonífero semi-apelmazada, cuando deducimos tras haber desempeñado varias observaciones arquitectónicas que sí, que por su forma cuadrada y altura específica tiene que ser un brownie. Y ni hablar sobre las mentadas tortas, que más que tortas también pueden aceptar irrefutablemente la denominación de una contundente patada al sistema digestivo por entero, siendo más gráficos todavía.
    Aun más, no bastando con esta experiencia en los bares de la ciudad, se le agrega a nuestro destacado Curriculum Vitae de intentos fallidos, el desgraciado incidente ocurrido tras una urgente llegada a la panadería situada a media cuadra de mi casa. Fue allí cuando después de aguardar con toda la paciencia que se le puede ceder a que una señora que no puede decidirse si tomar sus mates con vigilantes azucarados o cubiertos con crema pastelera, llegó mi turno e improvisando unos amables "buenas tardes" me dirigí al fondo mantecoso de la cuestión, y me apresté a requerir las tan apremiantes facturas. De este modo, con una sonrisa que se atreve a desconocer impunemente los límites de su negligencia, la vendedora no sólo me hundió en mi desazón sino que se atrevió a explayarse en la cuestión: "Medialunas no tengo más... éstas son de ayer, si querés...", y por último, remató su sugerencia: "... son de Nuria (afamada como carera panadería rosarina) ...", decorando la frase, como si ese hecho redujera en algo su participación dolosa en el crimen. 
   Ahora bien, todavía no hemos alcanzado a resolver este intrincado misterio. ¿Será que se han puesto especulativos en el ámbito panadero, desconfiando de nuestro paladar, o también habrá desabastecimiento en el rubro? ¿Le atribuiremos la culpa al chismosísimo afán del canal Utilísima en develar el trabajo incansable de numerosas generaciones como una receta super prac-ti-quí-si-ma, fá-cil, ri-ca, e im-per-di-ble? ¿Formará parte de los planes de una glotona conspiración? ¿También podemos culpar a la presidenta a causa de esto?

lunes, 28 de marzo de 2011

De palabras vivo

Algunos dicen que a las palabras se las lleva el viento. Al menos, en mi caso, me gusta que no sea así. Permanecen inquietas, vivaces, como niñas despreocupadas de todo tiempo... quizás en mi mente o en mi alma, reflotando como cada imagen indeleble. Asociadas a personas con quienes los detalles fueron memorables, paisajes que me apropié de tanto andar y desandar, historias que desanudé con la mirada... no se desprenden... como no lo hacía mi cabeza de su almohada, esperando que Brothers in arms en la radio jamás se interrumpiese, para que ese momento no se termine; al contrario, me componen.
   Dispuestas a quitar cualquier implacable cerrojo, son mi juego y mi refugio. Suspicaces a la soberbia mentirosa, disfrutan, en cambio de la canción de la mañana. Mis palabras viven, intentando traspasar el océano de silencio acompañadas por acciones, aunque a veces las inclaudicables ráfagas de arena me lastimen los ojos, y la soledad de éste resulte inmejorable. De palabras vivo, de aquéllas abandonadas que recojo con cautela como hojas de otoño que flotan de no querer morir tan frágiles y empequeñecidas, marginadas por otras que han de crepitar.
   Claro, que estas palabras (las mías, también) son capaces de desvestirse la piel en acciones, mostrándose entonces inescrutables a ajenos y colarse como los anhelados rayos del sol de mayo a través de los poros del único destinatario que describa el deseo que sólo de miel sacie mi boca.
   Alguna vez reprimí por no hacer sangrar oídos, otra vez me cansé de esperar en la orilla del muelle palabras que sobre un barco a mí no me llegarían. Resultó ser que el océano no era inabarcable, ni la marea era tan fuerte, ni mis palabras estaban tan lejanas.

martes, 22 de marzo de 2011

De agrupaciones universitarias

    Ellos se han convertido en parte del color del mundo facultad. Ya desde el primer día, cuando caminamos un tanto desorientados por esos largos como desconocidos pasillos, nos atestan de folletos. Nuestro rostro justificadamente confundido nos delata, y ellos, quienes ya se saben de memoria las expresiones de los primerizos, nos inquieren: "¿Sos ingresante?", mientras intentamos hacernos camino, esquivando volantes entre todas las mesitas distribuidas tan convenientemente para el atropello masivo.
    Ciertamente, debo admitir que la primera vez que me crucé con los chicos de la agrupaciones morado, (aunque quienes vistan de hecho de este color sean los de 1983), azul y anaranjado, pensé en la cantidad de requisitos conspicuos a cumplir para ocupar ese cargo, esta idea se desvaneció con rapidez cuando me acerqué a la azul, y me ofrecieron ir a pintar afiches sobre las actividades extra-curriculares organizadas e integrarme a la agrupación después de sólo haber intercambiado un entusiasmado saludo.
    "Vine a hablar sobre política y terminé tomando mate en la mesita". Pronto, me ilustraron en algunos de sus mandamientos fundamentales, como que no hay mesita sin mate, al igual que a carencia de chismes. Meses más tarde, finalmente comprendí cómo lograban esos chicos conllevar el arduo estudio con la política. Resultó simple la ecuación: la cantidad de macanas soltadas por día era directamente proporcional a sus horas de estudio. De este modo, la llamada política no era sino una excusa absolutoria para su abstemia académica.
    "Vive en Rosario, pero atiende en la mesita". Y así sucedía que si de pronto se vaporizaba espontáneamente algún compañero de clase, las sospechas no tardaban en urdirse... es que en lugar de estar sentado en clase, debía de estar al pie, cebando mate en alguna mesita. Entonces, comenzábamos a mirarlos con otros ojos, puesto que mientras nos recomendaba cuál profesor era más pasable (entiéndase poco responsable) nos facilitaba de una nueva entrega sobre el balance del año, donde algunos se atribuyen propuestas ajenas y otros no hacen más que restregarnos en la cara la compra voluntaria de tres ventiladores de techo, sobre todo en época electoral. 
    -¿Llegamos al circo?. -¡No, esa es mi facultad! Se avecinan las elecciones, lo que significará cánticos inoportunos a toda hora, propaganda hasta sobre el pizarrón, y época también que fue protagonista de puños veloces. Aun más, esto ya se hace vislumbrar en las paredes de todas las aulas, pasamanos de las escaleras y a lo largo de los corredores internos. Claro, la fachada no fue una excepción y quedó decorada como carpa de circo. Afiches de todos los colores irradian la puerta, incluso las palmeras muestran su tendencia política, portando pasacalles.
    En este sentido, si bien dentro de las agrupaciones existen interesados en presentar propuestas para mejorar la facultad, en realidad, en su mayoría se unen a causa de su afinidad política y desembocar mediante su influencia en un tiempo futuro en algún cargo trascendente; de hecho sólo dos de las siete agrupaciones que existen dentro de la Facultad de Derecho (donde curso) de la Universidad Nacional de Rosario, por citar un ejemplo no pertenecen a ningún partido político. Cuando no, quizás también intenten un poco de reconocimiento asociado a lo dicho. Por otro lado, también es cierto que migrantes universitarios, cuyos vínculos son apenas unos pocos conocidos, suelen acercarse en busca de un grupo de amigos o de compañeros, oído está que no nos sorprenderá encontrar infinidad de tonadas provincianas cuando vayamos a preguntarles cuántos mates nos recomiendan para una buena diuresis.


"Mientras la vida se va,
¡ay! Mientras la vida pasa...
sin darte cuenta ahí estás,
con tu cara de colgado.
Tu ángel guardián, es de todos 
el más tonto que hay".

La dicha no es una cosa alegre, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

domingo, 13 de marzo de 2011

"¿Te gusta?"

   Borja y Joseba son los presentadores de una serie humorística española llamada Qué vida más triste. Si bien a veces por más que sobresature el volumen de los parlantes a niveles que ya ni se oye con claridad (pero ahora también, debido mi demasía) no consigo entender sobre qué coño es lo que están hablando, tengo que reconocer que estos dos muchachos se han sobrepasado al extremo en una de sus entregas, protagonizando una desopilante sátira acerca de esta burda manera de perder el tiempo (¡además de la vida personal!), dada en denominar Facebook (o como aquí supimos acuñarle, libro de cara). 

 Mi vida como Facebook

miércoles, 26 de enero de 2011

All apologies

    Definitivamente demasiado sol no es para mí. No me bastaron los cuatro años que pasé sin desplegarme sobre lonas de patios y sus variantes de terrazas, cual iguana en su termofilia tropical, improvisando los nudos más rebuscados al corpiño de la bikini para que no queden rastros de los breteles de la malla, o haciendo medios giros cada quince minutos a fin de obtener un broceado parejo a los 35º (léase 40º de sensación térmica) de nuestro calor rosarino de cada día.
    Crucé el charco, y sin haber terminado de desempacar aun, las olas del mar uruguayo me arrastraron hacia la playa. Muy cómoda, sentada en la reposera, sin haber terminado aun mi relectura del Así habló Zaratustra nitzscheano, por cierto el libro más antitopísima de la temporada entre los Stamatea's, Coelho's y los vampiros & cía., cuando no tuve mejor idea que relegarlo para después, quedando bajo el abrasador sol de aquella tarde, donde la sombrilla era la soltera más codiciada. Y no faltó el asador. Ni los rayos no sólo ultravioletas, sino de todos los colores. Como si hubiese sido necesario haber tenido que reemplazar a Herr Friedrich por alguna predicción de Horangel para enterarme de que los resultados iban a ser evidentes.
    Moraleja: la visita al médico antes de las vacaciones hubiese dejado con seguridad menos flaca a la tesorería, y a mí, sin la tarjeta roja en natación, por el momento ("Quisiera ser un pez..." tararara-tarara), ya que Don Cloro no es bastante afable con las pieles resecas, aun más me hubiese librado de ser adquisidora de nuevos motes, tales como "palito de la selva" (chivo obligado de la golosina), mientras se impone el demoledor "rostizada", "hasta camarón", aunque ahora las analogías me adviertan de que puedo llegar a completar mi quemado dentro de una sartén... por el momento, mejor continúo aceptando sugerencias, mientras me acostumbro a mis recuperados hábitos nocturnos.

"In the sun, in the sun I feel as one.
In the sun, in the sun...
married... buried!"
("En el sol, en el sol me siento único.
En el sol, en el sol...
casado... ¡enterrado!")
All apologies, Nirvana.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Feliz Navidad

   No, no sufrí una crisis de conciencia irremediable (¡por los bigotes de Nietzsche!), y volví a apegarme al cristianismo. Tampoco me di un atracón de hiperconsumismo de fin de año. No obstante, me resultó interesante transmitir una historia acerca del origen del nacimiento del niño concebido por generación espontánea.

Advertencia: peligro de comentario hereje. 
El origen de todo. Contrariamente a lo que se cree, la raíz de la celebración de Navidad nos remonta a la civilización de Babilonia asentada en el territorio de la Mesopotamia de Oriente, en torno al actual país de Irak, allí donde se registra el nacimiento de la escritura. Por aquellas épocas, se afianzaba en la región el  gobierno de Nimrod, quien después de haber matado a su padre, el también guerrero Kus,  contrajo como esposa a su propia madre, o encarnada asimismo como la paloma, símbolo de muerte y destrucción (¡¿y cuándo no?!). Cuando el rey fue a supervisar la construcción de la Torre de Babel, que él mismo había encargado para desafiar la morada de dios ante  la prevención de un nuevo diluvio, encontró a los trabajadores esclavos en la veneración del solsticio de diciembre. Aun más, el escamoso Nimrod ya considerado sagrado, lo anunció como el día de su cumpleaños. Así, se dieron en su honor fiestas, según se dice, acompañadas de orgías y toda clase de depravaciones. A su muerte, la supérstite  Semiramis, cargaba con una criatura -que podemos apreciar en la fotografía-, engendrada misteriosamente y reconocía como la resurrección del fallecido rey. Milagrosamente, también, la madre virgen presenció una noche el brote de un árbol seco y muerto, cuyo surgimiento fue la continuación hacia una nueva vida del fallecido rey Sol, y proclamó que desde entonces en cada aniversario de su nacimiento Nimrod visitaría el frondoso pino y dejaría regalos en él. De este modo, comenzó la costumbre de adquirir un árbol y adornarlo, por ejemplo con cerezas, así como también decorar las puertas de las casas el 25 de diciembre.
Feliz Navidad para todos. Herencias directas de las Sacés de Babilonia fueron las denominadas Saturnalias romanas -de las cuales ya he hecho mención en una oportunidad en el blog- conmemoradas en honor a Saturno, a quien rendían culto en esas fechas para bendecir a la agricultura, que se extendían una semana y culminaban el 25 de diciembre, para celebrar el día del Sol invicto. Durante su transcurso se invertían las jerarquías, olvidándose de las reglas que los oprimían el resto del año: los ricos servían a los pobres, quienes invadían sus casas, vistiendo sus ropas y adornándose con marcada elegancia cuando postergaban sus habituales togas, y se invitaban a degustar junto a ellos verdaderos banquetes, e incluso dormían en sus camas. Era tal la desinhibición que involucraba ese lapso de tiempo que  sentíen el deseo de quitarse sus vestimentas como si a través de ese acto de desnudez (que luego fue tergiversado paradojalmente por la Iglesia como un acto de orgía) estuvieran también liberándose de los deberes y morales con los cuales cargaban, mostrando al mismo tiempo quienes eran realmente, dejando fluir la esencia del ser humano en su puro término de fertilidad. Asimismo, también era una ocasión propicia para visitar a los amigos e intercambiar regalos, fundamentalmente destinados a los niños.
   Finalmente, en los albores de la era de Constantino I, las costumbres paganas aun continuaban predominando, mientras que la religión cristiana era ilegal. Sin embargo, esto cambió cuando el emperador romano comenzó a propugnar el cristianismo, aunque sin abandonar su inclinación por las mencionadas tradiciones populares, tal es así que se convirtió en Sumo Sacerdote del culto al Sol invicto, haciendo parte también a los cristianos en este culto. En este sentido, en el año 321 Constantino legalizó al cristianismo como la religión oficial del Imperio Romano, estableciendo además que el día del nacimiento del Sol invicto sería considerado como una nueva festividad cristiana para venerar el nacimiento de Cristo, hasta que finalmente el papa Julio declaró el año 350 como el inicio de la celebración de la Navidad. 
    Cuántas reminisencias podemos encontrar cuanto más indagamos en el misticismo y nos topamos una y otra vez con los mismos elementos inculcados, como un ritual que continúa reciclándose, tomando a esas culturas ancestrales que parecen tan distantes, ignotas como extrañas cuyo sólo acervo dejado parece ser haber construido la más precisa definición sobre terrorismo en el Tele-visionario de la Real Yanquilandia Ilustrado, el único con la particularidad de que no se lee, en cambio lo escuchamos repitirse todos los días. A su vez, tampoco pretendo justificar el infierno como representación del dios Sol y su significado otorgado por las colectividades paganas, puesto que lo veo como la contra-cara necesaria de donde se sostiene la religión, sino sólo desterrar algunos dioses que han sido pregonados hasta ser adoptados en la actualidad bajo otros nombres, pero sobre bases similares, jugando con las falsas expectativas de la gente  presa del hechizo bajo la ilusión del dios cuya doctrina es dictada por una iglesia que también enseñó a enviar a la hoguera una a una a las opiniones discordantes, que tenía una cárcel  de la Inquisición esperando en Lisboa por los dueños de esos excesos desafiantes, y no se olvidó de compartir el poder con algunos de los personajes más nefastos que ha parido la política, un dios cuyo además de haber creciódo como integrante de las Juventudes Hitlerianas, ahora pretende deslindarse de toda culpa, acusando a los años '70 de los abusos sexuales cometidos por sus colegas religiosos, aquél que se regodea en su unicidad vanidosa, la misma que lo lleva a rebajarse en la desconfianza, cuando no más que en tono amenazante él, el único y verdadero se dirige hacia sus fieles impidiéndoles que se postren ante otro dios, ya que él se reconoce como el dios Celoso (Éxodo), claro, lo que le otorga la licencia para maldecirlos ante la desobediencia, con padecimientos de tisis, fiebre, inflamación gangrena, aridez y otras medicinas para soñar desde la sequía en las cosechas hasta en la propia muerte mediante la lapidación a manos de la propia comunidad (Levítico), castigo que tanto se les replica a los musulmanes actualmente. 
    Sin embargo, aun nos queda una pregunta... ¿quién es esa figura regordeta, barbuda, acuñada como el simpatiquísimo  Papá Noel? ¿Acaso un cerdo capitalista producto de este sistema? Pues, a decir verdad no nos encontramos tan alejados de este concepto. Inspirado vagamente en las leyendas medievales de San Nicolás de Bari, un obispo turco con semejante poder que decidió dedicarse a hacer regalos para los niños pobres, Santa Claus (como les gusta a los del norte) fue publicado por primera vez de la mano del dibujante Thomas Nast como un gnomo gordito de aspecto bastante macabro, ingresando a través de una chimenea, sin uniforme y que prefería usar los colores azules o verdes para su vestimenta. Sin embargo, si continuamos oyendo al relato, nos enteraremos de que una cornuda y para nada agradable criatura, de aspecto demoníaco llamada Krampus, acompañaba al obispo durante la Navidad, castigando a los chicos "malos" con cadenas y campanas oxidadas.
   Saludos de Krampus (nótese su nombre y ubicación en primer lugar)... ¿desde el Inframundo?

   Finalmente, hacia la navidad de 1930 sus servicios fueron contratados por la Coca-Cola y fue entonces cuando el dibujante Habdon Sundblom le dio a lucir los colores de la empresa multinacional, rojo vivo con ribetes blancos y los rasgos ya conocidos.
   Por supuesto, no faltan las reminisencias a las creencias paganas, que esta vez remiten al dios Odin, propio de la mitología germánico-escandinava y aun más, divino soberano de las tradiciones nórdicas. Según sus relatos, era un hombre viejo y sabio, además de gran mago creador del universo, a partir del caos original. Al igual que Santa Claus o Papá Noel (queda a gusto del consumidor), se embarcaba en una travesía cósmica, característica que justificó la atribución del mote de gran viajero. Cabe destacar que suele representárselo montando el singular caballo gris conocido como Sleipnir, de ocho patas. Ahora bien, ¿de dónde se origina la semejanza? Pues bien, sucede que acorde a algunas tradiciones nórdicas, el año comenzaba el 25 de diciembre, con una fiesta que celebraba la Noche de las Madres, que transcurría hasta el 6 de enero (para los católicos, día de Reyes), coincidente con la festividad de la Yule. Durante esa época, todo debía detenerse, tal como las manifestaciones solares lo hacían a causa de la llegada del solsticio de invierno. Los viajeros, entonces interrumpían sus viajes, y muchos se dedicaban a hacerse de un árbol, fresco, tejo o pino, pero con la preferencia de los árboles perennes, los cuales se mantenían verdes a lo largo del invierno. A su pie, se esparcían pequeños trozos de carne y se vigilaban a los cuervos, pájaros sagrados de Odin, ya que el árbol del cual comían el primer trozo de carne debía ser talado, aunque sus ramas eran repartidas a la población para ser adornadas con ornamentos, evocando la fertilidad y la abundancia. Como conclusión, en el tronco se inscribían los deseos colectivos, y hacia la culminación de la Yule era cortado y repartido entre los pobladores para ser quemado como riual en sus hogares. Por otro lado, los niños también tomaban lugar, dejando sus botas repletas de zanahorias, paja y azúcar, cerca de la chimenea como alimento para el caballo volador de Odin, quien les recompensaría en forma de agradecimiento con dulces o regalos.
    Todavía se desconoce con exactitud por qué ríe de forma tan irritante sin parar, y cómo logra pasar a lo largo y ancho de las chimeneas con semejante cuerpo rechoncho. ¿Y los malévolos duendes verdes, de los cuales relata la leyenda, quienes trabajan hasta la extenuación para que Papá Noel tenga preparados sus preciados regalos? ¿Y la simbología que se esconde detrás de los cornudos renos? Tampoco se sabe qué tiene que ver con Jesús.

Aquí nos permitimos un poco de humor.


PD: Feliz cumpleaños a mí.

"Mandar recitar de memoria lo que no se entiende, es hacer papagayos. Enseñen a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no, a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra".
Simón Rodríguez, venezolano, maestro de Simón Bolívar.

miércoles, 1 de julio de 2009

Asepsia democrática

Mi estado trasunta desde el domingo nocturno de un disconformismo desvaído a una aceptación por inercia de que la sociedad está tan sólo a una letra de la suciedad.
Algún lector cortazariano diría que podría ser la solitaria de Casa tomada, donde un desalojo implícito me da los indicios de que ya no se puede formar parte.
La inexpresión de mi cara lo confirma.
Ni un lavaje de estómago acabaría por excretar los algodones mal puestos con textura de nube, pero salpicados de tierra mojada. Barbijos para sus bocas, peligrosa su saliva, qué palabras habrá de segregar.
Sin embargo, me atemorizan más sus manos-tenazas libertinas, prolongaciones de una gran cabeza de cuerpo raquítico.

Escrito luego de la elección política del 28-06-2009

domingo, 28 de junio de 2009

De "buitres" o especímenes infames de la sociedad

    Comenzó diciendo transcurrida ya la mitad de la clase del mediodía del jueves, un día antes de la suspensión de clases en la facultad: "Después de rezar el padre nuestro, el ave maría, apréndanse los efectos de las obligaciones". Revolución sorpresiva de todos los santos en mi estómago hereje durante pleno proceso de digestión.
    A continuación, luego de la muestra de fundamentalismo católico, remató: "ustedes tienen que estudiar las obligaciones (como también se llama a la materia Derecho Civil II) porque gracias a ellas van a ganar plata, ¡y miren qué incentivo, eh!", se ensalzaba con vítores el titular adjunto de la materia mientras se le desorbitaban los ojos y parecía escapársele la lengua serpenteante ante las sonrisas cómplices de la audiencia estudiantil, que festejaba su gracia.
    No soy afable a las generalizaciones porque siempre existe un margen de error (paradójicamente esta es una generalización) mayor o menor. Sin embargo, soy consciente de que este es el pensamiento-prejuicio de gran parte de la sociedad, incluyendo a los estudiantes de esta carrera, ya sea que concurran a la facultad privada o a la estatal. Y hay quienes lo manifiestan y quienes prefieren callarse. Es la postura de los últimos la que más rabia me da, los tibios los llamo, quienes adoptan un pragmatismo absoluto; a decir verdad, los ultradefinidos
me caen mejor.
    En ese momento, formé parte del grupo de los que tienen una actitud contemplativa asumida cuando debería haber interrumpido la diatriba del santo recaudador
preferí minimizar el asunto, así como tantas veces nos convertimos en asfalto sobre los cuales, tipos que por el hecho de que se han devorado una cantidad inaudita de libros, fortifiquen su omnipotencia de dioses terrenales.
    De nada hubiese valido mi intervención, obviamente, probablemente hubiese obtenido alguna mirada irritante (cuando no un reproche) por parte del señor, y provocado un murmullo en la tranquilidad de la clase.
    Sin embargo, estos profesionales son producto de la sociedad, de ella se alimentan en cuanto más incivilizada, más necesario es su trabajo, y la mentalidad de muchos carroñeros se disemina también a medida que aumentan los perjuicios, aunque honestamente deshonestidad no es extraña a ningún trabajo.
    Lo que sí es grave es que los docentes y sus colaboradores de cátedra -sobre todo de una facultad estatal- transmitan ese pensamiento no digno de ejemplaridad, si bien es legítima su libertad de expresión y la destaco pues pienso que si una persona cree con firmeza y determinación en algo, lo menos que puede hacer es defender su postura, pero en este caso va más allá en el sentido de que no se trata tampoco de un tema que atañe a la materia para discutir libremente en clase, es sólo una opinión personal de un docente sobre una posible salida laboral que puede ser o no compartida.

domingo, 11 de enero de 2009

"A veces exagero mi humor..."

    Esas carcajadas alborotadas, cuando las lágrimas se me caen a borbotones y lucho por respirar para volver a senerarme, pero el intento es en vano, ya que me tiento nuevamente y con más ganas hasta que me despanzo de la risa.
    Pues bien, este suceso puede volver a darse, ya que alguien de Canal 7 tuvo la genial idea de emitir nuevamente los capítulos de Todo x 2 $ en vivo desde Miami, culpable de algunos de mis desvelos tarde en la madrugada.
    Porque entre tantos Tinellis, Suares y Riales, Samanthas ("toda la noche se la banca...") y Nazarenas (si alguien se acuerda de esta chica, favor de omitir cualquier expresión afirmativa y si no, por la salud de la comunidad, evite hacer memoria) rebosantes de la cultura desfachatada que se nos pretende impregnar desde la sra. Televisión Argentina, hicieron por fin un rescate emotivo y esta vez le tocó a un programa que pudo lograr con un presupuesto mínimo y demasiada creatividad (y de la buena) a través de los guiones de Pedro Saborido y Néstor Montalbano, aportó durante los '90 y pequeña parte de los '00 el condimento perfecto para recuperar el gesto más sano de todos: la sonrisa. Porque nadie puede negar que no se le arrugaban un poco las comisuras de la boca al ver uno que otro videoclip de los de Patricio Contreras, cuando iba "al billar miamor" y te invitaba "vamos al billar, miamor" o se parodiaba ante la exasperación provocada por la aparición del exuberante físico del 'actor' Osvaldo Laport con el redundante "Pero Laport es más fuerte..." y tantos otros.
    Ni hablar del personaje de Fabio Alberti, Coty Nosiglia, cuyo programa Boluda total era un chiste bárbaro, a pesar de que a veces se le escapaba un poco de machismo. "Boluda total, boluuuda boluuuda..." se me viene a la memoria lo que podía enseñarnos esta señora de sonrisa ingenua y el flequillo que caía torpemente a medida que inclinaba su cabeza sobre su rostro, rostro de boluda, claro... (anotación mental: nunca dije ni escribí tanto la palabra boluda): las recomendaciones para anotarse a las clases de casting de teatro dictadas por la modelo Claudia Albertario (la de la publicidad de Personal "¿cómo estoy? ¡wuw!") para anotarse, eh: cómo hacer la fila..., las manualidades, y los anuncios: "la semana que viene, Mariana Arias nos enseña a hacer papel picado" (cualquier semejanza con Utilísima no es mera coincidencia... ¡y te queda igual al de la tele!), la revista a la módica suma de $200-tantos-pesos (de esa época, vale aclararlo) que incluía nada más y nada menos que la vincha-linterna para leer las boludeces a todo momento.
    La pedagoga Irma Jusid, a cargo de Diego Capusotto y su memorable consejo final a los jóvenes: "Cuidate, querete, ojito, ojete". Los excéntricos capítulos de las novelas HP, Yuta Da Silva. Flavio Pedemonti, siempre preparándose para su retorno triunfal al fútbol. El hombre boboooo a las corridas. Y el inigualable trío de Los Carlitos Balá, que oficiaban de presentadores... ¡Ea ea ea pe pe!
    Qué lejos quedaron... más lejos parece... resulta que yo los descubrí tarde, como siempre digo, debí haber nacido antes. Ni la desfachatez de Tinelli, de quien si bien fue productor de este programa, ya puede decirse que es un mutante de sí mismo bajo el denominador común de la TV mediocre, donde se jactaba burlándose de los demás, hoy le rinde culto a las siliconas.
   Volviendo a Capussotto & cía., pudimos recuperar un poco de la risa perdida, gracias a Peter Capussotto y sus videos. Aquí, el actor entrelazaba personajes del rock a material inédito que eran una joyita.
   Lamentablemente, no es gracioso si lo cuento. De verdad, esto sí hay que verlo. ¡Claro que sí, claro que sí!
   Vista la escasa proyección del humor argentino actual, hundido en las excesivas vulgaridades y el doble sentido sobre el que se encuentra anclado, aprovecho la oportunidad de hacer un llamado a la solidaridad: invito al empresario con ganas de invertir unos pesos que esté leyendo mis delirios a que se anime y compre otros programas, tales como Cha, cha, cha, Juana y sus hermanas para darnos y darse una buena sonrisa, de esas que nunca vienen mal.

Dos de mis videos favoritos:
Curso de cordobés de Todo x $2, a cargo de Capusotto

Musicalización de Anthony Queen y su Clericó, también en Todo x $2

Canción del título: Martinis y tafiroles, Indio Solari.