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lunes, 29 de octubre de 2018

Algunas puntualizaciones

1. Últimamente no bebo para alegrarme (para eso me pongo a cantar en karaoke) sino en un intento de procurarme algún tipo de placer autoerótico.

2. El tiempo que me va a llevar graduarme el año que viene, se está constituyendo en técnicamente un imposible.

3. Tengo que enviar el texto al concurso literario de la Muni y arrojarle una gacela a mi Luna en Leo.

4. "Cada mañana, en el África, una gacela se despierta; sabe que deberá correr más rápido que el león, o éste la matará. Cada mañana en el África, un león se despierta; sabe que deberá correr más rápido que la gacela, o morirá de hambre". (Nacidos para Correr, Christopher McDougall).

miércoles, 11 de noviembre de 2015

De mates y amoríos

Después de la famosa sentencia "tenés quien te caliente la pava", propongo la no tan comprometedora observación: "tenés quien te cebe el mate".
Contemplaría aquellas compañías que reciben la suficiente confianza de nuestra parte como para que nos preparen esta conspicua bebida, mientras nos propinamos otro tipo de intercambios afectuosamente expresivos... ¡pero a poner atención a que no nos laven el mate!

viernes, 31 de agosto de 2012

V

    El ambiguo enigma, de evocar una indiferencia hija del rechazo en ciertos seres, que al mismo tiempo puede hacernos mudar hacia un encanto llamativo a la vista de otros.
    Entonces, los rasgos que tienden puentes indisociables coinciden con aquellos que van forjando la desunión.

martes, 24 de julio de 2012

IV

     Si compartir supone inmanente la partición, combinemos nuestros seres en la comunión y practiquemos con ella, la unión. ¿Y si comunimos?

miércoles, 14 de marzo de 2012

III

“Podrán decapitar mas jamás podrán arrebatarle el alma a los sueños de quienes sueñan despiertos”.



domingo, 19 de febrero de 2012

II

 
Parece ser que el miedo o la resistencia a la soledad no es más que
el reflejo del temor de encontrarse a uno mismo.



miércoles, 1 de febrero de 2012

I

Resulta condición ineludible para descubrir la esencia tener que derretir la corteza que la envuelve, como cuando los pétalos de una flor se abren de su capullo. Pero para lograrlo, es necesario aprender a mirar con el corazón.