lunes, 22 de febrero de 2010

Las manos sueltas

   Quiero ver tus manos sueltas, tu mente aprehensiva es capaz de hasta lo intangible. Y si llevás una carga, que sean los libros, los tantos latentes por leer. Que nos desvele sólo el trazado de nuestros sueños, resaltado con la avidez de nuestras miradas, testigos del crecimiento. Quiero ver tus manos sueltas, recibirme... recibirnos, caminando y luego vueltos a sentarnos, porque sobre las tierras pedregosas el paso se hace firme y certero entre tus dedos.

   A mi compañero de estudio, mi mitad y mi entero.