lunes, 24 de noviembre de 2008

El Lobo Estepario

   Hay bastantes personas de índole parecida a como era Harry; muchos artistas principalmente pertenecen a esta especie. Estos hombres tienen todos dentro de sí dos almas, dos naturalezas; en ellos existe lo divino y lo demoníaco, la sangre materna y la paterna, la capacidad de ventura y la capacidad de sufrimiento, tan hostiles y confusos lo uno junto y dentro de lo otro, como estaban en Harry el lobo y el hombre. Y estas personas, cuya existencia es muy agitada, viven a veces en sus raros momentos de felicidad algo tan fuerte y tan indeciblemente hermoso, la espuma de la dicha momentánea salta con frecuencia tan alta y deslumbrante por encima del mar del sufrimiento, que este breve relámpago de ventura alcanza y encanta radiante a otras personas. Así se producen, como preciosa y fugitiva espuma de felicidad sobre el mar de sufrimiento, todas aquellas obras de arte, en las cuales un solo hombre atormentado se eleva por un momento tan alto sobre su propio destino, que su dicha luce como una estrella, y a todos aquellos que la ven, les parece algo eterno y como su propio sueño de felicidad.

    El hombre no posee muy desarrollada la capacidad de pensar, y hasta el más espiritual y cultivado mira al mundo y a sí propio siempre a través del lente de fórmulas muy ingenuas, simplificadoras y engañosas - ¡especialmente a sí propio!-. Pues, a lo que parece, es una necesidad innata fatal en todos los hombres representarse cada uno su yo como una unidad. Y aunque esta quimera sufra con frecuencia algún grave contratiempo y alguna sacudida, vuelve siempre a curar y surgir lozana. El juez, sentado frente al asesino y mirándolo a los ojos, que oye hablar todo un rato al criminal con su propia voz (la del juez) y encuentra además en su propio interior todos los matices y capacidades y posibilidades del otro, vuelve ya al momento siguiente a su propia identidad, a ser juez, se cobija de nuevo rápidamente en la funda de su yo imaginario, cumple con su deber y condena a muerte al asesino. Y si alguna vez en las almas humanas organizadas delicadamente y de especiales condiciones de talento surge el presentimiento de su diversidad, si ellas, como todos los genios, rompen el mito de la unidad de la persona y se consideran como polipartitas, como un haz de muchos yos, entonces, con sólo que lleguen a expresar esto, las encierra inmediatamente la mayoría, llama en auxilio a la ciencia, comprueba esquizofrenia y protege al mundo de que de la boca de estos desgraciados tenga que oír un eco de la verdad. Pero ¿a qué perder aquí palabras, a qué expresar cosas cuyo conocimiento se sobreentiende para todo el que piense, pero que no es costumbre expresarlas? Cuando, por consiguiente, un hombre se adelanta a extender a una duplicidad la unidad imaginada del yo, resulta ya casi un genio, al menos en todo caso una excepción rara e interesante. Pero en realidad ningún yo, ni siquiera el más ingenuo, es una unidad, sino un mundo altamente multiforme, un pequeño cielo de estrellas, un caos de formas, de gradaciones y de estados, de herencias y de posibilidades. Que cada uno individualmente se afane por tomar a este caos por una unidad y hable de su yo como si fuera un fenómeno simple, sólidamente conformado y delimitado claramente: esta ilusión natural a todo hombre (aun al más elevado) parece ser una necesidad, una exigencia de la vida, lo mismo que el respirar y el comer. La ilusión descansa en una sencilla traslación. Como cuerpo, cada hombre es uno; como alma, jamás. También en poesía, hasta en la más refinada, se viene operando siempre desde tiempo inmemorial con personajes aparentemente completos, aparentemente de unidad. En la poesía que hasta ahora se conoce, los especialistas, los competentes, prefieren el drama, y con razón, pues ofrece (u ofrecería) la posibilidad máxima de representar al yo como una multiplicidad -si a esto no lo contradijera la grosera apariencia de que cada personaje aislado del drama ha de antojársenos una unidad, ya que está metido dentro de un cuerpo solo, unitario y cerrado.

    En lugar de estrechar tu mundo, de simplificar tu alma, tendrás que acoger cada vez más mundo, tendrás que acoger a la postre al mundo entero en tu alma dolorosamente ensanchada, para llegar acaso algún día al fin, al descanso. Por este camino marcharon Buda y todos los grandes hombres, unos a sabiendas, otros inconscientemente, mientras la aventura les salía bien. Nacimiento significa desunión del todo, significa limitación, penosa reencarnación. Vuelta al todo, anulación de la dolorosa individualidad quiere decir: haber ensanchado tanto el alma que pueda volver a comprender nuevamente al todo.

Herman Hesse

lunes, 17 de noviembre de 2008

"Pensar que si él no puede dormir, ¿cómo volverá a soñar de nuevo?"

   Por favor, sepamos bien de lo que estamos hablando. Hay una brecha de 5 millones de personas que son escondidas, así como se oculta la basura debajo de la alfombra, la inflación que determina el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) pasa por alto que el 32% y hasta el 36% de la población -según economistas independientes- vive bajo la línea de pobreza.
   Esto quiere decir que estamos ante una situación semejante, con otros nombres al frente del poder y otras dimensiones demográficas, claro, a la del 2001.
   Los especialistas coinciden en que la causa que exacerbó las pésimas condiciones de vida es la inflación, acentuada a partir de mediados de 2006. Además de eso, una caída del ingreso mínimo, que continúa descendiendo.
   Cuando a muchos no les queda otra alternativa que la de concurrir a los comedores comunitarios en busca de una ayuda para lograr completar o cubrir parcialmente sus necesidades básicas insatisfechas o las de sus hijos, todavía resulta indignante creer que con $150 por mes puede alimentarse una persona. Los planes sociales o esa ínfima asistencia que se les brinda no allanan las respuestas a las familias argentinas en tiempos de crisis, en los que más débiles se encuentran, a la espera de respuestas que no llegan de parte de un gobierno que no capta el mensaje.
   ¿Cuál es entonces la peor ignorancia? ¿La de aquellos que mienten para su beneficio en nombre de quienes  ven cada vez más anegadas las vías hacia la educación, el conocimiento y la capacitación, o la de aquellos a quienes le censuran la posibilidad de superarse a sí mismos por sí mismos?

"Estoy muerto de miedo vivo.
Estoy aquí para morir.
Aquí para morir.
Asustado vivo.
Aquí para morir.
Muerto de miedo de la vida".
Unemployable (Desempleado), Pearl Jam.

sábado, 8 de noviembre de 2008

"Maldición, va a ser un día hermoso"

    Que antes hacía frío, que ahora hace calor...
    Es el tema predilecto y fácil de conversación con los vecinos, en cualquier vereda podemos comprobarlo. Y según mis últimos experimentos, no tiene un rango de edad específico. No, no, no las señalen a las nonas. Es que un sector de la población cada vez más amplio se apropia de esta costumbre, entendible, ya que después de la espectacular e inolvidable granizada del 16 de noviembre de 2006 en Rosario ya no somos los mismos. De este modo, el clima pasa a ser una especie de trampolín para iniciar una charla, y acabarla ahí, seguramente. En lugar del clásico: "Hola, buen día, ¿qué tal?" o "¿cómo está?", ya nos disparan la expresión "qué calor está haciendo", sonando hasta redundante, mientras se precipita la enorme gota de la frente.
    Y no me digan que de verdad hay una conciencia nacional sobre el calentamiento global cuando te tiran un par de lamparitas de bajo consumo por la cabeza... el mismo, lamentablemente, pasó a ser un tema de relleno desde hace tiempo, como los que tanto abundan en los medios de (in)comunicación. Ni qué hablar de los conductores del los noticieros que bromean con los Confesore's (los encargados de dar las noticias del tiempo que ni siquiera son meteorólogos, aunque ejercen de eso) y asiduamente practican también en el exceso de cuestiones personales que a ni mi, ni a ud. ni al mismísimo Jorgito Rial le interesan.
    Ahora bien, pasemos a ese numerito que causa tan polémico que causa tal revuelo cada vez que aparece en la pantalla de su televisor, generalmente al lado de la temperatura actual. Adivinó: la tan preciada sensación térmica. ¡Qué mareo! Suficiente tenemos con la temperatura que nos vienen a agregar la térmica... ¿A cuál le hacemos caso entonces?
    Por lo pronto, desde aquí los saludo, y me voy a ver cuántos héctor-pascuales de presión hay.

"Maldición va a ser un día como los demáaas",
Maldición, va a ser un día hermoso, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

domingo, 2 de noviembre de 2008

R.E.M en Buenos Aires

Empezamos de menor a mayor, a las 17 hs. (cuatro de la tarde, presi, cuatro de la tarde...) del sábado, haciendo el ingreso al Club Ciudad de Buenos Aires junto a representantes de todas las modas existentes, si bien diferentes, todas respetando el look "elegante sport" con la vincha-corbata acorde a la consigna del Personal Fest, y lo más importante, dispuestos a convivir sin problemas. La moda: otro capítulo interesante de aquello que nos rodea para analizar en este blog, pero eso no será parte sino de otra próxima publicación.
   En la visita al escenario cubierto, me encontré con una muy-muy-muy chic Deborah del Corral. Mucha moda, pero poca onda sobre el escenario, y se mostró dura para tocar la guitarra.
   Al salir a tomar un poco de aire debido al calor que hacía, y sobre todo, un necesario respiro para los oídos, llegué al escenario principal, donde se preparaba para tocar nada más ni nada menos que ¡¡¡Leo García!!!. Sí, el mismo de "¿Sabrá tu novia que escuchamos Morrisey?...", esa canción se me iba a quedar pegada, yo lo sabía. De su música, no puedo hablar porque las letras no me transmiten sensación alguna, pero destaco su fuerza de voluntad y esfuerzo para provocar alguna reacción en algunos de los individuos que se acercaron al escenario... hasta tuvo que hacer un tema de Cerati. Sí, con "ohhh" incluido.
   Fue entonces cuando me dispuse a tomar asiento en un cordón del Club Ciudad de Buenos Aires, mientras veía pasar a individuos representantes de cada una de las modas existentes: todo un espectáculo, cuando camuflados por los sonidos de García (Leo, valga la aclaración) sonaba un reggae que invitaba a seguirlo en un escenario más alejado, al aire libre, y entre los árboles. Fue el último tema, pero se disfrutó, buena banda y sin los estereotipos comunes a las de su género, lo que me pareció original.
   Emanuel Horvilleur se despedía del escenario principal, al tiempo que aguardábamos la llegada de The Mars Volta en el que estaba enfrente, más pequeño y con menor sonido. Me sorprendió gratamente esta banda, que suena a Led Zeppelin, pero se trata de un rock más progresivo y de variedad instrumental. El cantante me recuerda mucho a Robert Plant por su voz, además de por sus rulos largos, aunque éste se muestra más inquieto y hambriento de los tubos de iluminación del escenario. Muy bien acompañado por el guitarrista, quien debe tener mucha influencia del gran rey Jimi Hendrix, daba la impresión cuando tocaba de que iban a estallar las cuerdas; el baterista, también emanaba pura energía de sus palillos.
   Hasta ahí ya habíamos zafado la entrada: no me arrepiento para nada de haber ido un rato antes, ni pasar una tarde agotadora de calor, junto a algunos extraños personajes con tacos y carteras salidas de los boliches más "taaap" de Buenos Aires, Horvilleur, García -Leo, aclaro nuevamente por las dudas, ¿vio?- porque tuve la posibilidad de ver a Cerati corriendo, huyendo de las cámaras que lo perseguían... Eso es un chiste, claro, ahora llegaba la hora de la verdad...
   Muy puntual, tal como se venían desarrollando todos los recitales -o al menos los que presencié- y con una puesta en escena increíble, delante de imágenes en video sincronizadas y editadas en el mismo momento del recital, apareció la banda que aunque escucho frecuentemente, recién un par de semanas antes me decidí enteramente de ir a ver, y por lo cual volvería a pagar nuevamente: R.E.M.
   "Los años pasan, nos vamos poniendo tecnos". Hace poco más de 30 años que se integró la formación norteamericana, y la voz del "simpático líder" -como describía el "tan conocedor" sobre asuntos de la música Bebe Contepomi al cantante- Michael Stipe permanece intacta, así como sus movimientos, al ritmo de la guitarra, y bajo que completan este grupo, y se encargó de traernos un rock más acelerado, haciendo valer el título del nuevo material que presentaron: Accelerate, con el cual regresaron al país desde 2001.
   No puedo dejar de referirme a las críticas destinadas a Bush en más de una canción, las cuales sumadas a las propias palabras de Stipe y la proyección de material audiovisual se convirtieron en sostén para las arengas excesivas al candidato presidencial Barack Obama, que para mi disgusto en muchas ocasiones condujeron a la politización del recital. Sin embargo, el mismo estuvo repleto de momentos que me confortarán al rememorarlos, como el pasito de baile contra la pantalla, el smosh de Michael, el clásico "oh, oh, oh, oh, oh" intercalado por el "ole, ole, ole, ole... Miguel, Miguel" (solamente faltó el personaje de Capusotto con su "Cañoncito ooo ooo"), las emociones encontradas en To the one I love la rondita de Let me in y los clásicos Everybody hurts y Losing my religion, todo produjo una respuesta en el público muy bien captada por la banda, que demostró que sabe decir más que el "Muchas gracias" tan repetitivo y cansador de los Kaiser Chiefs -otra banda que tocó en la misma fecha- cuando devolvieron el cariño de la gente en español y con un mensaje que se vio en la pantalla gigante de "Aguante, Argentina" antes de los últimos 3 temas del show. Un recital que será inolvidable, superó notablemente mis expectativas (y eso que esperaba demasiado de esta banda), y puedo afirmar que vi a uno de los mejores grupos de la historia del rock al que doy gracias que continúe innovando para deslumbrar en los escenarios de todo el mundo, pero sobre todo de acá, eh...

"... and i feel fine!"